El viejo siglo nos deja grandes obligaciones de tipo personal y mundial; cada ciudadano de este planeta tendrá que velar por sus derechos ecológicos, al igual como se luchó y se seguirá luchando por los derechos del hombre.

La tarea de responsabilidad ecológica consiste en que tenemos que preservar no sólo el derecho a la vida del hombre si no la de todos los seres vivientes en nuestro planeta, y comenzar a pensar que preferimos para el futuro nuestro y de los demás una casa rodeada de cementerios de autos, de latones o de arboles.

Los grandes medios de comunicación al servicio de ciertos grupos económicos nos llenaron la cabeza de una palabra: "progreso", pero omitieron decir a cambio de "que". Dudar de las cosas positivas que deja el progreso no seria correcto, pero que nos llenen la cabeza de cuentos a cambio del deterioro ecológico, de ninguna manera. La pregunta que surge es: ?Quién recibe del llamado "progreso" todos los manjares del desarrollo y quienes pagan las consecuencias?

Parece que los países pobres están destinados a pagar los platos rotos de los llamados países desarrollados "civilizados", de acuerdo a los estudios realizados son los países mas desarrollados los mayores causantes de la contaminación (2) y los países pobres pagamos las consecuencias de los daños a la ecología pero a cambio recibimos prestamos o "ayudas" que adquirimos para mejorar la ecología y reparar las catástrofes de la naturaleza causadas por el calentamiento del planeta.
Además no cabe duda que las primeras 200 TOP empresas del planeta tienen mucho que ver con la contaminación y deterioro del medio ambiente, igualmente la carrera armamentista deja secuelas en la naturaleza y con ellas epidemias que se pasean por el mundo sin recibir visa alguna. Sin duda alguna el problema ecológico tiene carácter económico (3) y mientras no se luche contra los intereses de los grandes imperios económicos internacionales y nacionales protegidos por los gobiernos que proclaman su preocupación por la situación actual de la ecología mundial, ninguna ley nacional o internacional tendrá el efecto esperado.

ESCRITO POR: Luis David Agurto Vilchez